miércoles, diciembre 01, 2010

Puente Largo bis... o dos, como prefieran ustedes.

Otra noche más y algún problema técnico me ha dejado antes, a solas con la página en blanco.
Curiosamente descubro día a día que la gente está encantada de vivir vidas ajenas.
Pero eso solo explicarlo o intentarlo, serian días enteros.
Y me quedaría lejos, los enemigos también los elige uno.
Y quien pretenda serlo mío, lo será si yo lo permito.
Y no es el caso no.
Hable del Fin de semana largo… y lo hice escribiendo rápido y sin mucho detalle, pero necesito y quiero algo así.
Quiero salir a la noche y oír el silencio o no silencio de la noche, en las cercanías de un bosque.
Fumar ese cigarrillo en la puerta de la cabaña despacio.
Yo diría que hasta disfrutando esa sensación helada en la cara, que te hace sentirte vivo y con ganas de regresar delante de la chimenea frotándote las manos.
Nada que ver con la noche en una ciudad, por pequeña que sea esta.
Despertar y tener esa sensación de frío de la humedad del amanecer, darme la vuelta y buscar el cuerpo que acompaño el mío durante la noche, con los ojos cerrados y las manos despiertas recorrer la piel conocida que tienes al lado.
Sin prisa y sin una intención aparente, pero con todas ellas en mi pensamiento.
En esos días donde la mente se libera de las cargas de la tensión diaria y la rutina, hay un mecanismo interno que despierta aun más las necesidades de todo tipo.
Que el hecho de compartir esos primeros momentos del día sean en si el mejor comienzo.
Hacer un café, tomarlo recién hecho y dejar que su aroma invada la cabaña.
Afeitarme mientras quien compartió conmigo el lecho, se ducha disfrutando dejando correr el agua por su piel.
Mientras planeamos el resto de la mañana, los sitios donde iremos, las cosas que hay que comprar, todo lo normal que se suele hacer en estos casos.
Ir al pueblo mas cercano y desayunar en el bar de la plaza del ayuntamiento no hay pueblo que no tenga uno de esos bares.
Hasta la reacción de los parroquianos suele ser la misma.
Las miradas a ver quien es el que osa entrar a pedir un café con bollos de la tierra mientras se toman ellos sus botijos de cerveza o en el mejor de los casos, sus vinos.
Y la búsqueda de tabaco, para comprar en la cabaña siempre tiene que haber tabaco.
Y comienzan las preguntas por el pueblo... ¿Hay estanco y donde?
Pero forma parte de la normalidad de estas salidas.
Luego coger las cámaras y dependiendo que se quiera fotografiar, elegir objetivos etc.…
A veces en el mismo pueblo encuentras las fotos buenas de cada viaje, una persona, una casa, cualquier cosa puede ser el protagonista de una foto buena o mala.
Buscar la foto entre los contraste del otoño a veces es sencillo, otras se complica bastante, una cosa es lo que quieras decir con la foto, y otra la que la cámara se empeña.
Pero en si mismo eso es lo divertido, buscar el acuerdo entre las dos partes.
Después de andar algunos kilómetros, casi nunca te das cuenta de la cantidad de ellos que has recorrido.
Notas que tu estomago se queja, como diciéndote, venga májate déjate de mariconadas otoñales y vamos a por las cervezas y algo mas sólido…
Toca decidir el donde y el que… pero eso no suele ser problema.
Un determinante es la zona de la Península donde te encuentres, por las especialidades mayormente de la cocina.
Otra es el frío y por ultimo el hambre… de comida no vayamos a irnos a la siesta directamente.
Eso llegara si llega en este escrito.
Si el sitio donde has desayunado te ha gustado o has visto en el pueblo algo que te llamara la atención una buena recomendación es ir sobre seguro.
Cuando sales así, hay que respetar los horarios de los lugares donde te encuentras.
No te lleves el que uses en tu ciudad porque te encontraras alguna sorpresa del tipo… lo siento la cocina esta cerrada, si quiere Ud. un bocadillo de chorizo.
Habla la experiencia lo prometo.
Encontrado el sitio y a una hora prudente solo queda elegir la especialidad de la zona o cualquier otra oferta que tengan en el Menú.
El café suele ser el momento donde tu cuerpo por un lado satisfecho por la recarga que acabas de hacer.
Te anuncia la cantidad de kilómetros llevas en tus pies, es curioso pero suele ser así.
Hacer la comparación si queréis y veréis que tengo razón.
Alargas la sobremesa entre comentar las fotos que más te gustaron hacer, y algún cigarrillo que otro tomándote el café y lo que se tercie.

Desde un orujo de la tierra, o licor de hierbas y para los abstemios un poco de licor de manzana.
Para los más aficionados al alcohol, que les voy a decir yo que ellos mismos no sepan ya.
Y como yo comí de aquella manera hace un rato, y mis dedos me avisan de la cantidad de veces que le han dado a las teclas.
No habiendo en las cercanías ningún licor de hierbas.
Voy a dejar aquí el texto este y sin decidir si habrá siesta o no.


(La mayoría del escrito fue escrito hoy día 1, dado que la Madrugada del lobo fue poco prolífica dado su estado mental)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me siento una "cotilla" por tanto no me ocupo de otras vidas . Aunque no me dé por aludida.. tomo nota de no entrar en blogs ajenos.

Disculpeme usted, es que hay cosas que hieren mi sensibilidad.

Lobo dijo...

Veo que si se dio ud. por aludida, el comentario si se refiere ud.a lo que escribí no tenia nada que ver con el blog.
Lamento la confusión y también su reacción

;p dijo...

aunque de ciudad...que bien te sienta el campo...;)
besitos lobo