lunes, marzo 14, 2011

La Cuesta de Moyano.

La semana pasada, hablando con Quimera, hablamos de sitios a los que me gustaría ir con ella.
Y de entre muchos… salio uno que tiene un cierto encanto y algún recuerdo que otro para mí.
La Cuesta  Moyano es el nombre popular con el que se conoce a la calle de Claudio de Moyano de Madrid.
Un lugar caracterizado por la venta de libros de segunda mano,
Lugar que conozco de toda la vida, antes que yo la han conocido muchos madrileños.
Tiene su propia historia como todos los sitios antiguos y con sabor propio
Una de las ferias que sobrevivió a finales del siglo XIX fue la existente en Atocha, en la que se ofrecían diversos productos elaborados, entre ellos libros.
En 1919 este sector de libreros abandonó Atocha para situarse en el paseo del Prado, frente al Jardín Botánico.
En 1924 el director del Jardín Botánico escribió al Ayuntamiento de Madrid una carta en la que se tilda de improcedente y perjudicial para la salud la colocación permanente de los puestos frente a la verja.
La protesta del director hizo que se colocara en la cuesta Moyano. Esta feria era denominada por Ramón Gómez de la Serna como la feria del boquerón, debido a que por aquella época los libros se vendían a quince céntimos.
En 1925 permaneció abierta de forma permanente la feria fija del libro en unos cajones hechos con madera de pino.
El diseño de las casetas cada una de ellas de quince metros cuadrados fue realizado por el arquitecto Luis Bellido.
El ayuntamiento fijó como número máximo el de treinta casetas, prohibió poner tinglados auxiliares, utilizar alumbrado o calefacción y subarrendar el puesto. El canon municipal que oscilaba entre las treinta y las cincuenta pesetas al mes, debía abonarse en los ocho primeros días de cada trimestre.
Hasta aquí una breve historia sacada de Wikipedia hay más y tampoco sé si es rigurosamente cierta.
No me fío yo de la citada enciclopedia libre.
El caso es que en mi niñez y mi juventud he rastreado libros y novelas de segunda mano.
Mi afición a las letras creo viene de los tebeos (creo que ya lo he dicho en alguna que otra ocasión) luego pase a las novelas de tiros, y como consecuencia termine leyendo casi todo lo que caía en mi mano.
En Madrid había sitios donde se cambiaban tebeos y novelas por un módico precio.
Pero cada cierto tiempo, un servidor, visitaba la cuesta del Moyano buscando algún que otro libro, más concreto o especializado.
En una época especifica de mi vida, buscaba libros de teatro.
Si, también el lobo hizo sus pinitos de teatro aficionado.
Que le voy hacer… soy un probador impenitente de mil actividades a lo largo de mi vida… Montar en globo lo hice mucho después.
Regresemos a la cuesta  Moyano, que es el motivo de este escrito.
Algún domingo que otro aprovechaba para visitar el estanque del Retiro de Madrid siendo el itinerario casi siempre el mismo.
Paseo por el Estanque, bajando por la cuesta Moyano y visita a un bar conocido por todos los madrileños (bar Brillante) especializado en Bocatas de calamares en Atocha.
De allí supongo que viene mi afición a los citados bocatas.
La cuesta no tiene una distancia demasiado grande yo cálculo unos 500 metros máximo.
Separa el Botánico de los jardines del ministerio de Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino.
(Hay que joderse con los nombres que les ponen a los ministerios)
Cada puesto tiene un personaje detrás del mostrador, gente especializada en libros con un conocimiento sobre ediciones y títulos, digna de cualquier base de datos de la actualidad.
Este, mundo profesional y del conocimiento, se ha ido perdiendo con las grandes superficies comerciales.
Ya era una experiencia en si misma observar a vendedores y clientes regatear por libros antiguos.
Porque los clientes de esta feria, eran muchas veces personajes pintorescos muy cercanos al mundo bohemio de Madrid.
Gente que en esa época a mi me llamaba la atención por su vestimenta, bufandas y sombreros trasnochados, bastones decorados en sus empuñadoras y una pipa que se empeñaba en apagarse cada dos minutos.
Algunos con pinta de sabios despistados buscando revistas especializadas del extranjero.
Os recuerdo que San Google, en esa época ni existía, ni había aparecido en la imaginación de sus creadores tan si quiera.
Internet estaba lejos, ni móviles había para que os hagáis una idea.
Y los que no sois de Madrid podréis decir que al menos habéis oído hablar de la cuesta  Moyano.
Así yo lo recuerdo… y un día que el tiempo lo permita y el lobo tenga ganas prometo hacer el mismo recorrido y alguna foto que otra para mostrarlas aquí.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Lobo, hoy he venido a buscarte aquí porque sabía que no iba a encontrarte en ninguna cafetería de ningún otro sitio.
Me ha gustado especialmente leerte.
Sabes? Conozco yo esa cuesta de Moyano y el Brillante tambien jejeje jate tu.
De todas formas espero poder ir contigo, a Quimera no le importará eso te lo aseguro.
Un beso.

Anónimo dijo...

Buen paseo, que anoto en mi memoria, para la próxima visita a mi pueblo. Solía ir a menudo , para despues pasear por el Jardin Botánico y sentarme un buen rato en La Rosaleda.
He perdido las buenas costumbres, huyendo de los sitios que más me gustaban, quizás para dejar los recuerdos en su sitio y crear nuevos. Madrid da para eso y mucho más....

Gracias por la visita guiada. Buen día

Lu dijo...

La proxima vez que vaya a Madrid espero ir con mas tiempo y si Quimera me lo permite y a ti te apetece me gustaria ver Madrid contigo como guia. Besitos y abracitos

morrua dijo...

Como lo has dejado todo muy bien argumentado, el día que vaya a Madrid haré el recorrido, y ya te diré como ha sido... eso si, con cámara en mano para pasarte las fotos que haya hecho.
No te digo que vengas conmigo... por si se molesta Quimera... nada caravana de mujeres.