Sin saber porque.

No se los porqués de la mayoría de las cosas cuando ocurren

Solo sé que a veces los presiento antes justo que lleguen.

Aviso… es otra de mis elucubraciones… hasta a mi me aburren, como me aburre mi situación ante mí mismo.

El donde esta mi salida, mi solución, es algo que está en las profundidades de un abismo insondable.

Arrinconado en el último rincón de la cueva, leo el libro que me han recomendado.

Escribo estas estupideces y oigo blues.

¿Porque mis estados de ánimo cambian tan rápidamente?

Mi compañera la Loba desde su experiencia y su edad, algo presintió y en el parque mientras me senté en un banco buscando mis explicaciones.

Mirando a la niebla en la sombra de la noche, no se alejo de mí, se sentó sobre mis pies y allí se quedo conmigo.

A veces entre los girones de nubes bajas, aparecía la luz clara de la luna

Segundos escasos como un juego de luz y sombra.

Mis manos vacías, nunca las mire tanto.

Y la vieja loba me miraba sin atreverse a moverse.

¿Cómo explicarla lo que yo mismo no sé, ni entiendo?

¿De qué sirven los convencimientos?

El mechero que me regalo mi hija hoy era mi único asidero, mis dedos lo abrían y cerraban rompiendo el silencio que me envuelve desde el paseo.

La vieja loba desde su sabiduría respetaba mis pensamientos y aunque otros perros paseantes pasaran relativamente cerca.

Hoy, no hizo intención ni de moverse.

Solo esperaba un gesto, una palabra para ponerse en pie y regresar despacio.

Tardó en llegar, varios cigarros, mis ideas que iban y venían, para que al final solo la sensación de que la niebla era la reina y la soledad su regalo, fuera lo único que podía llevarme.

Y otra vez en esta vieja silla de despacho, sentado con mis dedos corriendo por el teclado mientras suena….

No sé ni quien suena esta noche… Dios ni reconozco a Metallica.

Solo queda esperar a que la luna termine su baile entre la niebla y llegue la claridad de la luz.

Y los transportes públicos me lleven donde pase hoy horas y horas.

Una mochila en el suelo con su cámara cargada esperando ser usada.

Y montañas de papeles recriminándome su larga espera.

Y de esperas no voy a escribir…el tiempo está en todo y el mío… Juega contra mí.

Mañana tal vez, solo tal vez, apele a intentar soñar, y escribir.

Esto que hago ahora mismo no se parece en nada a escribir.

Más bien es una ironía más en forma de letras.