sábado, diciembre 18, 2010

Defender al Lobo…


Lo he oído tantas veces, que ya no me suena ni raro, ni extraño. 
Defender al Lobo…
Pero… ¿defenderlo de que, o de quien?
Sus enemigos a lo largo de su historia han sido muchos y variados, como los yogures en las estanterías de un súpermercado.
Tantas agresiones he sufrido (de todo tipo, físicas y verbales) que no me sorprendo yo fácilmente.
Aun así, hay quien está empeñado en hablar de mí, como si yo tuviera que rendir pleitesía, o explicar cómo vivo o como soy.
En el fondo, eso no es más, que no saber, que hay gente que vivimos tal como nos toca, pero que en eso también elegimos lo que podemos.
Por mi suerte o mala suerte, cada cual que piense lo que quiera, desde muy joven me las he arreglado solo y he contado con poca tutoría sobre mis actos.
Nadie me fue enseñando que era lo correcto o lo incorrecto según me iban ocurriendo cosas, actuaba más por instinto que por conocimiento real.
Los teóricos que los hay en todos los lugares, a eso lo llaman ser autodidacta.
Yo lo llame sobrevivir como fuera.
Al paso de los años, conseguí mi propia libertad, lo de la libertad es un decir, sigo estando obligado como el resto de los mortales a muchos condicionantes.
Luego elijo en la medida que puedo, como vivir mis espacios y mis propias necesidades.
He viajado mucho, o mejor dicho, todo lo que he podido, he conocido mucha gente con la que he aprendido, y he madurado.
Sitios, y lugares que recomendaría por su belleza y por si historia.
Eso parece que es envidiado, seguramente yo en el puesto de otros un ligero gusanillo también tendría.
Pero eso vale por un tiempo, viajo solo y con la mochila y las cámaras (¿por cierto sabéis que tengo una nueva?)
Bromas aparte, las habitaciones de los hoteles muchas veces han pasado a ser como celdas de castigo que me recuerdan también la soledad.
Y eso no es para envidiarlo, sobre todo cuando uno sabe cuáles son sus verdaderos deseos.
Nadie puede imaginar en el último año la cantidad de veces que tumbado encima de la cama de un hotel he extrañado y pensado, que no podía compartirlo con que de verdad quería que estuviera.
Es un recurso humano supongo, terminas aborreciendo a la habitación como si tuviera la culpa de tus problemas íntimos.
Pero una vez más me desvío de lo que me llevo a empezar a escribir este texto.
Va de defender al lobo… He rechazado recientemente varias veces que me defendieran otros.
Y alguna vez de forma bastante poco agradecida, cuando se me estaba ofreciendo lo mejor de cada persona que me quiere.
Por eso pido perdón y disculpas, cosa que no me cuesta trabajo hacer, porque suelo meter la pata continuamente en cosas así.
Y no es mi intención despreciar a quien me quiere.
De los motivos de los ataques, como en gran parte desconozco sus origines y la motivación de ellos, y sobre todo porque no me interesan no voy a hablar.
Este que esta escribiendo también es el Lobo y como soy me presento cuando escribo

3 comentarios:

Aleatoria dijo...

Los verdaderos enemigos, como los amores, son intransferibles. Imagino que no digo nada nuevo.
Que pases un buen fin de semana y yo también me alegro de tu cámara nueva. Nunca he entendido los beneficios de la austeridad y siento un placer infantil ante la transgresión que supone el romperla.

enamordo dijo...

Dicen que los buenos amigos , pueden pasar por largos periodos de tiempo sin hablar y nunca se cuestionan su amistad. Esta clase de amigos enseguida
se ponen al dia como si hubieran hablado el dia anterior, sin tener en cuenta el tiempo que hacia o lo lejos que viven el uno del otro.
Si tienes la suerte de tener al menos un amigo de estos, eres un privilegiado.
Ese es su caso que todo el mundo le quiere proteger.
Muchas felicidades por las amistades buenas que tenga y por las fiestas. un saludo.

Lobo dijo...

Tengo esa gran suerte... hay mucha, gente que me quiere bien.
Y aunque no digan, yo los siento siempre cerca.
Soy un privilegiado si...
Gracias por tu compañía y felices fiestas enamorado.
No descuides nunca lo que sientes.
Eso te hará mas libre cada día.