martes, noviembre 09, 2010

Lobezno IV


Yo viví en casa de mis padres en un Barrio de Madrid, bastante famoso en sus comienzos por la publicidad que se le dio
Situado entre dos barrios muy obreros el Barrio de Vallecas, y  la Elipa.
Le daba un cierto tinte de barrio de definición un poco amorfa
De clase media, con demasiadas pretensiones en según qué zonas.
En una época muy concreta me relacionaba más con los barrios obreros que con el mío propio
(Coño lo que he sido siempre, un obrero)
Durante mucho tiempo acudí al centro de reunión de muchos jóvenes de la zona, era una explanada delante de una de las iglesias del barrio.
Nunca supe bien el número de jóvenes que llegamos a juntarnos allí, pero lo que si estaba claro es que no todos íbamos allí por lo mismo.
Se formaron grupos de música, de teatro experimental, parejas que luego fueron matrimonios.
Dieron de si esas tardes... Pero yo no tenía bastante.
Ya debía tener yo la mochila, o fue cuestión de suerte o desgracia según qué casos.
Participe en muchas peleas entre bandas, con diversos resultados aun visibles.
Como alguien diría, era todo un lobo indómito…
Creo que esa dualidad en mis andanzas callejeras, me permitió en momentos determinados alejarme de cosas que podían haberme costado caro.
A la salida del instituto siempre había alguna bronca, había chicas y todos teníamos la obligación de ser los más chulos de la clase.
Pero no solo las peleas eran entre compañeros, recibíamos visitas de otros barrios, y en una visita de estas, yo cambie mi rumbo…
No voy a dar muchos detalles, tampoco son importantes, no sé si porque nunca tuve un sitio definido,  o porque conocía los dos ambientes nunca elegí del todo.
Solo hay algo cierto de esa época conservo dos amigos que son como hermanos y nada parecidos a mí.
En el blog he hablado dos o tres veces de ellos, ósea que no hace falta decir mucho.
Aunque según escribo sobre ellos, pienso en alguien que de tarde en tarde entra en este blog, y seguramente estaría interesada por conocer cosas sobre su pareja.
Pero la dejare con las ganas… que se las cuente él.
Con ellos tengo ganas de compartir la nueva cueva, se que la disfrutaran, bueno uno más que otro.
El enemigo público número uno de los ordenadores protestara, y me llamara de todo cuando vea todo lo que habrá.
Cuento con ello, pero callara cuando escuche toda la música que tengo descargada  en los discos duros.
Entonces pondrá cara de viaje en el tiempo… y solo un whisqui le tranquilizara.
Sé que los dos están preocupados por mí, aunque no lo dicen abiertamente… pero los conozco demasiado bien.
Eso si no se ponen los dos de acuerdo y me dan la charla…
Pensándolo detenidamente, cada uno de ellos se llevarían varios capítulos de la historia del lobo.
Por otro lado me gustaría compartir alguna cosa que hoy no puedo, sé que no comprenderían muchas cosas.
Solo viendo y conociendo (son como el santo ese que tenía que tocar para creer) entenderían algo.
Quizás ahora en la nueva cueva, vengan más veces no porque necesitemos vernos todos los días para mantener nuestra amistad
Eso está por encima de vernos o no…
Pero si para disfrutar de algún momento especial, con la música o con un buen whisqui delante de nosotros
Lo  de un whisqui es un eufemismo, en las ocasiones que nos juntamos, se acaban las botellas.
Y no es como antes, que valía cualquier marca.
Los años nos han hecho bastante exigentes al respecto.

4 comentarios:

;p dijo...

san tomas....el santo ese que tie que ver pa creer...;)
besitos lobo

Lu dijo...

La experiencia es un grado, todos somos exigentes segun para que cosas. Es bonito tu juventud y me gusta saber todo lo que tu nos quieras dejar ver.
Besitos y abracito Lobo Bonito.

Mikel Nhao dijo...

Totalmente de acuerdo

Aleatoria dijo...

Entro todos los días como lo he hecho puntualmente desde la primera vez. Nunca, que yo recuerde, tu ausencia había sido tan larga.
Seguiré visitando el lugar por si vuelves.