viernes, noviembre 05, 2010

Lobezno II

Temo que mis historias pueden ser ya conocidas… en el fondo la vida de un lobezno puede ser muy aburrida.
Y yo por mi edad me repito a veces.
Regresare brevemente a esa época y lo que aprendí de ese mundo.
A veces tan poco conocido para la sociedad respetuosa con las normas sociales y de buenas costumbres.
Es un mundo donde se rigen por unas leyes bastante más rígidas de lo que la gente pueda suponer.
O respetas sus normas o date por jodido, las esquinas eran respetadas, cada una de ellas tenía su zona y pobre de quien no lo hiciera.
Nadie podía coger nada de aquellos que perteneciera a alguien del círculo en cuestión.
Resumiendo prohibido robar a los ladrones.
El caso es que al cabo de un tiempo si estas cercan empiezan a tratarte como uno de los suyos.
Y no es mala cosa, por más que lo pueda parecer.
Bastante tiempo después me robaron la radio del coche, y me fue devuelta cuando yo acudí a mis conocidos y ellos se encargaron de localizarlo y a la vez avisar que mi coche no se podía tocar.
Son pequeños detalles pero ciertos.
Esa época de Lobezno tuvo su importancia para lo que quedaba por llegar, lo que está claro es que las compañías marcan para bien o para mal.
De mis primeros escarceos amorosos mejor voy a correr un tupido velo, que como todos saben, yo soy bastante tímido y con poca experiencia al respecto.
Como pista… durante dos años más, lo de ir a trabajar los meses de verano, se repitió, y ya no había problemas con el medio.
Me movía bastante bien en él y tenía buenos amigos todo esto entre comillas por supuesto.
En el escrito anterior dije que mi afición al tabaco viene de lejos yo calculo que sobre los 13 años más o menos, se me podía considerar fumador practicante.
Unos meses antes de cumplir los trece tuve una experiencia de las que no se te olvidan en la vida.
Mi padre por esa época trabajaba en una multinacional del tabaco alemana, con lo que el tabaco los mecheros y los ceniceros de propaganda abundaban
Como yo siempre me he caracterizado por tener que llevar la contraria.
Fumaba tabaco de otras marcas, siempre que tuviera dinero para comprar.
Época por otro lado bastante paupérrima, andaba mas tieso que la mojama vamos que nunca tenía un duro en el bolsillo.
Mi padre tuvo que salir de viaje unos 15 días, y como despedida me dio una propina.
Yo creo que era más un chantaje para que yo no diera disgustos a mi pobre madre.
Y dinero fresco en el bolsillo del entonces lobezno era toda una invitación y una temeridad.
Directo al kiosco donde compre un paquete de tabaco enterito, casi siempre en esa época compraba el tabaco suelto.
Tanta fue la ilusión que yo sentía, que fume cigarrillo tras cigarrillo, en poco tiempo el paquete se quedo en dos o tres cigarrillos.
Me encontré con mis amigos y yo seguía llevando la contraria en vez de jugar al futbol, mi deporte preferido era el Baloncesto.
Y dicho y hecho…
¿Un partidito para bajar el tabaco y la comida?
Todo normal hasta que… mi organismo empezó a notar efectos del tabaco y la comida juntos
Dios… que malo me puse, sudores, vomito, mas sudores, mas vómitos.
(Pido disculpas, pero así sucedió)
Llegue a mi casa mas amarillento que un kiwi no se si se escribe así, yo es que la fruta de lejos pero vamos creo que se me entenderá.
Mi madre al verme, por mas que estaba ya acostumbrada a mis sorpresas, se asusto bastante.
Quería llevarme al hospital la pobre mujer.
Yo la dije que de eso nada y me metí en la cama.
Tardo en pasarse joder que tarde mas mala, mi madre tardo en reponerse en disgusto y tuve una sesión larga para averiguar que me había pasado, que había hecho yo para ponerme malo
Yo la decía nada mama, la conté lo del tabaco y lo del partido.
Y por la noche llamo mi padre… jejejeje
Cuando se lo conto la buena mujer, mi padre la dijo, tranquila es el tabaco más un corte de digestión pero dile que cuando regrese hablaremos él y yo.
Yo pensé
¿Bah 14 días por delante?
Cuando llegue se le habrá olvidado, y no, no se le olvido, lo recordó el jodido.
Me llamo cuando llego a casa, y me dijo… siéntate
Metió su mano en el bolsillo de la chaqueta, y saco un puro habano que a mí me pareció enorme.
¡¡Toma fúmatelo!!
Hasta que no te lo termines, no te levantes del sillón y la próxima vez que quieras fumar, hazlo, pero cabrón no todos de golpe.
¿Y encima de la competencia?
Ese día me regalo un mechero que luego perdí, y fue una gran pérdida para mí.
Sabía que era mejor ver qué era lo que yo fumaba, que prohibírmelo.
Me conocía lo suficiente como para saber que haría mi vida y mi voluntad en la calle.
De este tipo de conversaciones así cortas y tajantes tuvimos varias en esos pocos años.
Luego el Lobezno creció de golpe y… de alguna manera se perdió el control sobre el
Pero eso ya es otra historia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

los padres siempre tratamos de hacer lo mejor para nuestros hijos.
si nos equivocamos que nos perdonen,esto es una rueda, ellos tambien tendran hijos.
es lo mas hermoso que tenemos, damos nuestra vida por ellos, y joder como se quieren.
tu padre era sabio lobo.

;p dijo...

teniendo en cuenta, que te has saltao algo de interes social, alegando timidez e inexperiencia al respecto....;p has detallao de lujo una parte de tu adolescencia, y como todos tus relatos me ha encantao.
habria que haberte visto fumandote ese purito....jejeje
no te quejes de tu padre, te regalo un puro y un mechero, el mio dijo...como te pille fumando,de la torta que te doy, te tragas el cigarro encendio y to. de eso hace 35 años...y aun no me ha pillao, claro ;)
besitos lobo.

Lu dijo...

Indomito desde la mas tierna infancia jajaja. Me ha gusta mucho tus vivencias siiiiiiiii muy chula la historia. Yo interes jamas tuve por el tabaco, pero recuerdo que mi madre pillo a mi hermana fumando y la muy jodia aun seguia negandoselo yo no daba crédito. Niñaaaaaaaaa que te ha pillado joia no mientas. Así que ella iba internado por buena claro esta y mi madre le dijo bueno fumas o no porque debo autorizarte para ello y sino fumas pongo que no y punto. Ella le dijo claro que fumo no me has visto, jajaja. Se fumarón su cigarrito junto. Ya llego si primer embarazo y lo dejo y a los pocos meses también lo dejo mi mama. Así que ya no fuman ninguno. Besitos

Aleatoria dijo...

Me ha encantado este relato. Uno de los más cuadrados, desde mi punto de vista, tanto en la forma como en el fondo.