sábado, noviembre 27, 2010

El Barranco de la Hoz... un viaje que es una promesa III.



Hacer fotos juntos es algo que hemos pensado muchas veces, y hablado de ello también.
Después de hacerlo, en el mismo borde del barranco, siempre me gusto sentarme y notar debajo la caída a mis pies.
Es como recordar lo pequeño que es uno, y lo fácil que es perderlo todo.
Pero no estamos allí para pensar en cosas así.
Quieres hacer todas las fotos posibles, y mientras vas de un sitio a otro del mirador buscando la roca más extraña, o los colores de los arboles sobre la superficie brillante del río yo sigo a provechando los momentos para mirarte y verte sonreír.
Eso colma todos mis deseos…
Hay momentos así de reflexión viéndote, que me hacen comprender mil cosas, que antaño no comprendía.
El viaje con mochilas es una forma de presentarme ante ti, y enseñarte quien soy y sobre todo quien fui.
Y ver mis lugares, mis sitios también con tus ojos.
Después de hacer fotos a todo lo que se mueve, con los ojos brillantes te sientas y me quitas el cigarrillo de la boca.
Cualquiera que te viera ahora, podría pensar que has estado corriendo 10 kilómetros.
Miras y remiras las fotos que acabas de hacer por si se te ha olvidado alguna, y de repente me dices.
¿Tendré tarjeta de memoria suficiente?
Acabas de empezar hacer fotos… y ya estas pensando en las siguientes.
Si claro… además siempre las podemos descargar en el portátil, y vaciar la tarjeta, venga tu disfruta de las fotos que estás haciendo
Yo hice menos, pero las que hice no fue al paisaje, fueron todas con la misma protagonista.
Cuando las veas al descargar te sorprenderás.
Ahora tenemos que decidir, si llegamos al Puente San Pedro o paramos antes en Molina.
Pueblo importante en la zona con castillo amurallado que cuenta de la importancia que tuvo en su momento y con bastante encanto.
Podremos ir por la tarde o noche, las murallas se iluminan y permiten ver lo grande que fue en su momento.
Ósea que vámonos, que nos esperan los dos ríos…
Vamos a ir por el sitio más largo en kilómetros te comento, quiero que veas el alto tajo desde arriba y te hagas una idea de dónde vamos antes de llegar.
Subiremos a la Laguna de Taravilla, desde donde podrás ver el salto de agua donde cientos de veces fue el lobo a tumbarse y buscarse a sí mismo.
Una laguna puesta por el azar, y donde sus aguas dan la sensación de haber estado siglos sin moverse.
De camino hacia Taravilla, nos encontramos con pinares eternos y bosques que siguen de manera fiel, el cauce del rio
Es un juego de cambios de colores y tonalidades que a veces te deja sin respiración.
Por esta carretera, por la que vamos, he tenido todo tipo de anécdotas e incidentes, durante un tiempo, bastante difícil en la vida del Lobo el sitio al que vamos, era su único refugio.
No importaba el día, ni la hora que sin darme cuenta, mis pasos se dirigían allí.
Desde águilas con un conejo recién cazado en una curva, hasta familias enteras de Jabalíes, bastante peligrosas por cierto si llevan a las crías.
Pero cada cosa que te puedas encontrar es producto de la normalidad que conlleva lo natural.
Mientras hablo miras a tu alrededor como si buscaras al águila sorprendida en plena cacería, o la piara de jabatos detrás de sus padres.
Salimos de nuevo de la carretera, para entrar en un camino forestal usado en su primera parte por camiones que portan, los árboles talados hacia las fábricas de muebles de toda España.
Una parte que siempre está llena de baches y de profundas marcas de los camiones.
El olor a resina se hace patente cada metro que avanzamos.
Casi en la cumbre antes de llegar a la laguna paro el coche y te enseño el rincón del Lobo.
Es uno de los pocos sitios desde se puede ver en la distancia.
En una curva imposible del rio una cascada de unos 25 metros de alto, y aprovechando el salto de agua, los restos de una pequeña central eléctrica abandonada.
En medio del cauce, una roca aparece del mismo dentro del caudal, llevándole la contraria al río como diciendo por aquí no pasas porque soy fuerte.
En ese sitio justo he pasado horas tumbado.
El único precio es que hay que llegar nadando, y en ocasiones el agua es demasiado fría.
Nunca importo eso demasiado... he llegado a esa roca en pleno mes de Diciembre.
La loba era joven, y me ha acompañado en esos baños más de una vez.
A veces te sorprendo mirándome como diciendo lobo estás loco… como si mis cosas te sorprendieran por momentos.
Soy lo que se ve… y no comprendí nunca el esfuerzo de otros por ver lo que no existe.
¿Qué te sorprende?
Tus sitios me dices sonriendo, los lobos buscamos lugares así para no estar ante los ojos de los humanos, buscamos sitios donde la naturaleza reparte su energía, y nos apropiamos en una parte de ella.
Esa explicación es más real de lo que puede parecer nada literaria.
Quiero bajar hasta allí, me dices de repente, quiero verlo de cerca… e imaginarte esas veces que has venido a refugiarte en la roca.
Antes paramos en la laguna, y haces alguna foto, luego bajaremos y comprobaras y conocerás todo lo que quieras.
Aparco el coche y su saltas de él como si tuvieras prisa por ver y sentir el frio en tu piel y la humedad en el rostro.
Allí siempre hay una ligera brisa que en una parte de la pequeña Laguna es como si rociaran de agua sus orillas permanentemente.
Con gesto travieso me preguntas ¿aquí no te has bañado nunca?
Si alguna vez pero no me gusta hacerlo allí, viene mucha gente sobre todo en verano hacerlo y el ganado que esta suelto por el monte baja a beber.
Aparte de que en sus orillas en el fondo, hay demasiadas plantas y raíces y no es fácil salir.
Sigues preguntando... ¿traes bañador? Y yo esperaba esa pregunta.
Nunca lo traigo aquí no hace falta sobre todo cuando yo vengo.
¿Te quieres bañar tú?
¿Estás loco?
¿Yo porque?
Porque el agua tiene que estar helada y no creo que haga más de 8 grados ahora mismo.
¿Y eso te impide bañarte?
Me rio y te provoco al mismo tiempo.
Anda vamos a tu rincón, ya ya… ósea que no vas hacer fotos aquí no sea que te convenza para bañarnos.
Yo hice dos mientras mirabas el agua buscando las cosas que te había ido comentando.
Una creo que es buena, pero como pasa siempre con las fotos, nunca se sabe hasta que la descargas.
Haces varias fotos y yo enciendo otro cigarrillo, y cuando te das cuenta pones cara de enfado y me dices… ¿Otro?
Si claro… tú no me besas y yo tengo que entretenerme en algo.
Joio eres… pero te acercas y me besas.
Y yo por sentirme más lobo en esos lugares pierdo mis manos por entre tu ropa.
Y recuerdo el tacto de tu piel, y el sabor de tus labios me crean adicciones nunca sentidas.
No sé si es porque en ese sitio o algún otro de la zona he soñado tantas veces con algo así, que dentro de mi algo va tomando fuerza el pecho se tensa hasta casi impedirme respirar.
Que tú misma notas algo en mí, y agarrada a mi cintura separas la cara de la mía y me preguntas.
¿Qué te pasa?
Sonrió y te pido que me pellizques, que esto es un sueño demasiado real pero sueño al fin y al cabo
El lobo no ha podido encontrar por fin lo que tanto busco.
A veces desesperadamente y ahora de repente estoy en los sitios por donde he caminado solo o con la loba y mi mochila al hombro
Y te tengo y te noto entre mis brazos.
No puede ser… me había resignado a no encontrarte.
Tiro el cigarrillo al suelo y en uno de esos prontos del lobo te digo vamos al salto de agua.
Bajamos por la otra ladera de la montaña es un camino que hice tantas veces que hasta en mi propia cueva sería capaz de hacer de memoria.
Llegamos y tú me miras sorprendida, sonrió y te digo no pensarías que era fácil llegar que habría un camino asfaltado.
Venga queda poco, yo llevo la mochila con las cámaras y sobre todo mira donde pisas que esta resbaladizo.
Como unos doscientos metros más abajo un paso estrecho entre matorrales y arboles… aparece el salto de agua y en el centro cabezona como ella sola… La roca provocando al agua.
El ruido del agua al caer se asemeja a los AC-DC, llenan los oídos de un ritmo único.
Eso es también quizás lo que me lleva allí de forma inconsciente, no me deja oír ni mis propios pensamientos en los momentos difíciles.
Miras en todas las direcciones como buscando secretos en el fondo de la poza que siglo tras siglo fue construyendo el salto de agua.
La torre semi-derrumbada de la central eléctrica… la orilla del otro lado.
No me atrevo casi ni a respirar, mientras te veo ir de un lado a otro de la orilla, me siento en el árbol que tantas veces sujeto mi espalda y guardo mi ropa cuando decidía por fin entrar en el agua para llegar a la roca.
De repente noto como si estuviera agotado, el viaje más largo termina ahí.
Donde empezó tantas veces.
Y aquí… en el sitio donde tantas veces soñé, acaba mi sueño, para encontrarme de nuevo en mi cueva escribiendo estas líneas, fruto de mi imaginación, mis sueños y mis deseos más profundos.
Tres días escribiendo sobre un sueño, sobre mi búsqueda y mi necesidad de ese personaje llamado Quimera.
Nada ha sido real, solo un bello sueño que esta vez compartí en mi umbral con todos vosotros.

2 comentarios:

;p dijo...

dices que no ha sido real.....y yo he sentido hasta el crujir de las hojas secas, mientras seguia ese camino...y me ha llegao el olor a resina...
jejeje, solo me ha costao algo mas, oir el sonido del agua al caer... sobre to si me la comparas con los acdc....;)
gracias por llevarnos alli.
besitos lobo.

Lu dijo...

Aunque no lo creas, he sientido la brisa fresca, el olor de la resina, los ruidos de la laguna, todo es odo. Ha sido un viaje maravilloso el que no has regalado. Espero nos didejes deisfrutar de muchas mas historias asi. Son unicas, irrepetibles e imborrables para mis retinas. Dios es precioso.
Muhcos besitos Lobo Bonito