Confirme mis peores expectativas.
Hoy en plena celebración, alguien me confirmo la muerte de otro amigo
Durante un año y medio he ido escondiéndome de la realidad y de la impotencia.
Una enfermedad tan sumamente cruel que me asustaba más que ninguna otra cosa.
Hace meses escribí sobre él, alguien que conozco desde mi infancia.
De la noche a la mañana le descubren una enfermedad degenerativa (ELA, esclerosis lateral amiotrófica) sin solución alguna.
Y en menos de año y medio, y también por su propia decisión todo ha terminado.
No es ya lo que sienta por haber muerto un amigo (todavía no lo creo) es por ver claramente la cobardía del lobo, ante el hecho de la enfermedad de alguien querido.
Me enfrente siempre con situaciones difíciles, nunca di la espalda a una pelea aunque supiera de antemano que la perdería.
Y ante algo así, no he podido enfrentarme con ello, tampoco he sido capaz de olvidarme de como yo pudiera sentirme y pensar solamente en el.
Cuando me lo han contado he permanecido en silencio un buen rato, eso no significa que no dijera nada.
Al contrario, lo menos que llame al lobo, ha sido cobarde.
No hay justificación alguna para mi comportamiento y no la buscare, los miedos se enfrentan y se combaten.
Si se hacen dueños, te convierten en alguien sin capacidad alguna.
La impotencia ronda últimamente mi cueva de manera pertinaz, y se hace dueña de parcelas cada vez más grandes de mí ser.
Pero reconocerlo, entonar el mea culpa no soluciona nada.
En el caso de Pedro Luis, mi amigo… nada.
Me quedo con su imagen en la silla de ruedas y sonriéndome cuando fui a verlo.
Duele esa imagen, mucho.
Se me perdieron los recuerdos con él, mis primeras fotos, las carreras de coches, las noches eternas persiguiendo rallyes por toda España.
Noches acampando al refugio de una fogata, hablando de lo que queríamos para nuestro futuro.
A todo eso, le di la espalda por miedo, por cobardía y egoísmo.
¿Pedir perdón a quien?
El no está para sonreírme y decir bah venga lobo déjalo no pasa nada.
¿A mí mismo? Yo no me voy a perdonar, lo sé, no existe perdón para algo así.
Ni lo pretendo, ni lo espero.
Volveré a la horquilla de la Silla de Felipe II, derrapare en cada curva y cada chillar de ruedas será un momento vivido contigo Pedro
Eso al menos… te lo debo.
1 comentario:
Perdona mi sinceridad, pero me surge una cuestión que te planteo desde el máximo respeto a ti y a lo que estás pasando. Podría ser una cuestión que, salvando los detalles, me puedo haber planteado en alguna situación similar.
¿SE LO DEBES A ÉL O TI MISMO?.
Las deudas a los muertos quedan siempre sin saldar.
Publicar un comentario