martes, mayo 25, 2010

Que Arte tienes... coño

Tengo un arte especial… 
Cabrear a propios y extraños.
Y a fe mía, que se me da de miedo,
Lo consigo sin apenas esfuerzo, sin casi enterarme.
Doy lo que creo que los demás desean, y siempre me equivoco.
Ya no sé, si es que procedo de un mundo paralelo, o tengo los esquemas que van en dirección contaría a los demás.
¿Es mi verdad tan rara?
¿O acaso no la debo de usar?
Aprendí por propia experiencia que todo no se puede tener…
¿Pero coño una aproximación que tal?
Por una vez y sin que sirva de precedente, que alguien se ponga el mono de trabajo e intente entenderme.
No es tan difícil palabra… Si digo blanco es que veo blanco, y siento el blanco.
Y admito los grises, siempre que se me diga, el silencio, me convierte los otros colores en negro
No tengo dobleces, mi arte debe ser el de levantar las defensas de la gente.
¿Es mi cara, es mi tono?
No pido, no pregunto, pero palabra de honor que no es falta de interés
Es respeto… Sí, con mayúsculas.
Llevo casi dos meses escribiendo, unas veces, lentamente, y otras como si tuviera fiebre.
Han surgido toda clase de comentarios, practique… creo, la política de dejar decir y seguir sin preguntar.
Me asusta pensar… si, me asusta pensar, quien o cuanta gente lee todo esto que escribo.
Cuando lo hago lo hago con la soledad más absoluta, se oye música y mis dedos pegando golpes a las teclas.
A veces ni miro los resultados, coloco lo escrito, sabiendo que si lo leyera una sola vez, no lo colocaría.
¿Pero porque lo que digo hacer enfadar a otros?
No pretendo tener razón, ni hablo de los demás, tampoco doy consejos.
¿Entonces porque...?
Y esta vez dejo la pregunta ahí… colgando de un hilo o el mismo aire.

3 comentarios:

;p dijo...

puesto el mono....
jejeje poco estetico por cierto...
to ancho....sin forma...na que ver con camisetas ajustadas...;p
besitos lobo

Anónimo dijo...

Con tanto que hay para hacer… ¿Hay espacio para ser Libre???

El día a día de la humanidad es una constante prisión

Horarios, fechas, lugares, condiciones, educaciones, sentimientos… Todo.

La libertad no existe… Para simples mortales… ¿Y los inmortales existen?

Para ser libre tiene que SER, HACER y TENER, tan solamente cuando uno quiere

Para las personas normales solamente quien hace esto son los LOCOS,

¡Y los locos tienen que ser PRESOS, porque los terráqueos no admiten la libertad!

Cada cual es libre de hacer y deshacer cuando le venga en gana
seas entendido o no, da lo mismo...
de todas formas por mucho que digas
o hagas te lo aseguro, nadie te va a entender, experiencia mucha.

cesar dijo...

El loco de la vía vivía por donde corría con monotonía el tren a horario,
con atraso, pero todos los días.
Tenía una casa barata, chata, además de lata, techo que había hecho
con esos desechos que se encuentra a gatas, en la precaria orilla ferroviaria.
Tenía un perro puntiagudo, con alma de felpudo, que siempre estaba echado,
como entredormido, parecía cansado con solo un ladrido.

Con un grillo minúsculo atornillaba crepúsculos
y en el barro violeta de la quieta cuneta,
una luna roja de sangre se le antoja la luz de la barrera.
El loco de la vía abría a las mañanas una ventana nueva
con cortinas finas de estrellas vepertinas
y en el humo alargado de su fuego gastado se elevaba y ondeaba
una blanca bandera más alta y más grata que la del guardabarreras.

Tenían una mirada suburbana entre verde y cansada
y aunque veía parecía que ya no mirara
o que no le importaba todo lo que había.
Una voz de vino, amarga que a muchos les dolía,
y cuando el tren pasaba con su marcha cansina, rutina encadenada,
él no decía nada, pero, se sonreía, y molestaba, claro al oficinista
que desviaba la vista con el sentido práctico de los burocráticos
que viven de rodillas tras la ventanillas
y que creen sólo en las cosas que están en las planillas.

A la señora beata santa mojigata con alma de rosario y de pecado diario
que con recogimiento y arrepentimiento de confesionario
siempre se escondía del loco de la vía, claro, como no pedía...
¡ah! si hubiera ido por la sacristía,
si hubiera sido como los demás que lamían consuelos no le molestaría,
y hasta pagaría con una limosna la paz en el cielo.

Al señor pudoroso, serio, moralista, ese que da el asiento correcto,
educado que por las noches vive en el mareo loco devaneo
de plumas de coristas y un amor pagado,
al pseudo inteligente con cara de valiente, de duro intransigente,
que se cree reformista, que cuando lo veía, al lado de la vía,
al sol sin la camisa, desafiar al mundo con su risa,
comprendía que él, también iba en el tren, el de todos los días.

Al político retórico, crítico porque no lo votaba el loco de la vía,
y a los vendedores y a los prestamistas porque no compraba y no se vendía,
a los poderosos porque era orgulloso,
a los desgraciados porque no era esclavo,
a la hipocresía porque no creía y a los mansos porque se comprometía,
claro, les molestaba porque aún callado, nunca se callaba,
es que era un mal ejemplo el loco de la vía, había que aplastarlo,
borrarlo, desterrarlo, no vaya a ser que un día quieran imitarlo,
es un enemigo, vive al sol, no es mendigo y hasta, a veces, canta,
es un subversivo...; y vinieron veinte carros de asalto,
cuatro de explosivos, un camión de la perrera,
un destornillador para aflojar los grillos, máscaras antigases,
carros autobombas, sesenta mil mangueras
para aplacar el humo blanco de su blanca bandera.

Le aplastaron la casa barata y chata,
le expropiaron al perro puntiagudo con alma de felpudo.
El loco de la vía reía todavía, y gritó libertad, con su voz que dolía,
–éste ya está en la lista– dijo el oficinista,
y la santa señora en un avemaría pasaba la alcancía,
el señor circunspecto miraba muy correcto,
los hipócritas se compadecían,
el político crítico con sentido analítico dijo que era anárquico,
que su fin era típico; los poderosos repetían con gozo: es un ejemplo claro;
la libertad no existe, decían los esclavos,
y los mansos con quietud de remanso rezaban
y un curita les decía: arrodillados hijos, siempre arrodillados, hijos.

Y así se lo llevaron al loco de la vía.
Y en su lugar de lata de lunas escarlatas,
con ventanas nuevas todas las mañanas,
con cortinas finas de estrellas vespertinas,
picotean el crepúsculo de algún grillo minúsculo
unas cuantas gallinas,
no no es mio, es de rafael amor, pero venia al tema o eso pienso yo