Buffff...

No escribo, no tengo tiempo.
Excusas... puñetera pereza que me embarga, o falta de coordinación en mis dedos.
Entre en el umbral.
Y pensaba que no me gusta verlo tan vacío...
Se ha convertido en una lista de cosas o momentos en la guarida del lobo.
O cambio de casa, o cambio de momentos.
Estoy en plan rebelde... o cabreado con el mundo.
Hoy como me he hecho usuario del metro, en uno de esos viajes incómodos, estrechos, con olores indeterminados a mi al rededor.
Con los mil y un periódicos, de esos que nos entregan en las escaleras o paradas de los trasportes públicos.
Entre frenazos y apretones.
Pensaba... ¿que hago aquí?
No dejo de ser uno más en este hormiguero gigante, un número en una estadística.
Pero cabreado, cansado de muchas de las cosas que me rodean.
En ese trance me preguntaba por mi mal humor... y llegue a la conclusión de que estoy harto de que me prohíban.
PROHIBIDO PROHIBIR...
Todo a nuestro al rededor esta lleno de prohibiciones, y cada mañana desayunamos con una nueva.
En mi cabreo... pensaba que yo no elijo a mis representantes para que me ponga vallas a mí al rededor.
En pura teoría. Están ahí para gestionar lo público, hacer mejor la vida de los ciudadanos.
Pero una de dos.
O elegimos carceleros disfrazados, o elegimos gentes que no saben gestionar.
La solución de prohibir es la socorrida.
Gestionar ya es otra cosa, si algo falla en sus digamos reuniones de pensadores, buscan la prohibición mas acorde con el momento.
Podría hacer una larga lista de las últimas prohibiciones, o las que a mi más me molestan.
Pero lo dejare para otra ocasión.
Hoy conseguí por lo menos escribir o juntar unas líneas.
Prometo regresar con el tema...
Como despedida repito mi máxima en el día de hoy.
PROHIBIDO PROHIBIR...