A veces la sombra se llena de niebla…
Y el lobo anda perdido, sin tener referencia alguna de lo que esta ocurriendo.
Aparte de estar cansado de hablar de si mismo y avisar que sobre el y solo de el escribe en este espacio.
Se encuentra con reacciones que no comprende o silencios repentinos.
Cansado de ir levantando expectativas o ideas equivocadas sobre el, se le acaban los recursos para hacerse entender.
No me gusta adquirir compromisos que no firmo, y las malas interpretaciones son abundantes.
No vivo en el blog, ni es mi única ocupación estar pendiente de a quien le sienta bien mi manera de vivir, soñar o sentir.
Tampoco le puedo exigir nada a nadie, tampoco pido, quien me conoce lo sabe.
No puedo decir que no espero, seria falso, pero también se de antemano que lo que recibiré será aquello que a otros les sobre o estén dispuestos a dar.
Yo entiendo que eso que para los demás eso pueda ser ilógico
O no lo entiendan…
Pero uno es así, y es tarde para cambiar algunas cosas.
Desde hace mucho tiempo descubrí que las palabras por mucho que sea el método de comunicación habitual… No son el mejor, al menos a mi no me vale, los hechos y las acciones que cada cual va aportando, son para mis más importantes, dejándome claro la realidad de mi relación con la gente.
Muchas veces las personas y su comportamiento, contradicen lo que dicen, entonces surge el dilema.
¿Cuál es la elección de ellos, cual es la verdad?
Yo me inclino mas a buscar las realidades que se me presentan antes que las buenas palabras, que solo alargan en el tiempo situaciones que no tienen final, ni destino.
Paso muchas horas esperando, por más que permanezca en la sombra o no se me vea… acudo siempre.
Eso es así para todos, no hago excepciones, al no pedir, la gente se siente liberada, este tío no pide nada yo hago y deshago a mi gusto y manera.
Es desechable antes las otras realidades de la gente.
Eso funciona por un tiempo, siempre ha sido así, un día sin explicación desaparezco y entonces solo entonces todos se preguntan, porque y donde puede estar el que siempre estuvo.
No soy imprescindible para nadie, y menos para mi mismo.
No pido de palabra, cierto, pero mis acciones y mis hechos también hablan, si no se ven las cosas es que todo lo que hago, no tiene valor alguno.
Todo tiene un precio y hay que estar dispuesto a pagarlo, por pequeñas que sean las cosas no solo se pueden decir de palabra.
A veces hay que demostrarlas.
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