lunes, junio 28, 2010

Dos, tres días sin escribir

No creo que se haya echado de menos… mis letras.
Nada interesante se puede leer aquí.
Cierto es que las noches, surgen con la entrada de la luna, y la luz de la lámpara encendida.
Surgen los sueños y la impotencia de no poder alargar las manos y tocarlos.
Eso me ha pasado, ver y no poder romper las cadenas, que me atan y amordazan.
Si  fuera capaz de verme desde fuera, muchas veces podría contemplar mis puños crispados o apretando las mandíbulas... por no tener, por no llegar.
Y todo por querer ser dueño de mis sueños, de mis ilusiones, sabiendo que estos son prohibidos.
(Necesito compartirlos ¿tan raro es?)
Esa es mi locura, la que demando, porque es la que me hace vivir, levantarme cada mañana y buscar la luz del sol que me ciegue por un instante.
Sentirme vivo, cuando mi recuerdo viaja a no sé qué parte, donde te encuentres.
Cuantas preguntas surgen todas las noches en la soledad de la cueva, sin respuesta, solo silencio.
Más que saber, es notar en la piel que todo es real, que no es fruto de la locura de un viejo lobo tan solo.
Y con esa sensación real de haber podido, y no haber estado... es con la que cierro el umbral esta noche.
Pero recordar, mañana entra la luz por la ventana, y el sol cegara cuando aparezca y los sueños seguirán estando con nosotros.
Nadie puede quitar un sueño a otro si se cree en el.

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